Inicio Biblioteca Artículos CAFÉ MÁS POLO

CAFÉ MÁS POLO

656

Jorge Enrique Robledo

Bogotá, 11 de diciembre de 2009.

Por pésima, la situación de la caficultura no tiene antecedentes: en 2009, la cosecha y las exportaciones de Colombia serán las menores en treinta años; ya no es el segundo y ni siquiera el tercer exportador de café del mundo, pues lo desplazaron Vietnam y Malasia; no logra abastecer el mercado interno, para el que llegan de Suramérica medio millón de sacos, sin contar el contrabando; y el tan publicitado negocio de la tiendas Juan Valdez hace tanta agua que su principal mentor, el presidente Uribe, tuvo que reconocerlo y, para no perder la oportunidad, propuso entregárselo al capital extranjero. ¡Y esto sucede luego de seis años de precios internacionales relativamente buenos!

 

Carece de cualquier seriedad achacarle semejante desastre al clima. Las causas de lo que ocurre hay que buscarlas, primero, en el “libre comercio”, que les entregó a las trasnacionales la potestad de definir a su antojo los precios. Y, segundo, en la pésima política cafetera de Álvaro Uribe y Gabriel Silva, el gerente de la Federación sobre quien los empobrecidos caficultores se preguntan: ¿No dijo que este sería un “dorado año cafetero”? ¿Qué le premiaron al nombrarlo ministro de Defensa? Por lo demás, otra prueba de que Arias Ingreso Seguro sirve para enriquecer a unos pocos y cuadrar unos votos para él y sus barones electorales, pero no para generar un agro próspero.

 

En medio de la política del tapen-tapen tan propia de este gobierno, en este caso para echar el cuento de que “todo va bien”, han sucedido cosas imperdonables, tales como haber permitido que los cafetales se envejecieran, que los fertilizantes llegaran a precios inalcanzables y que una larga revaluación les birlara a los productores una parte fundamental de sus ingresos. Poco o ningún caso se les ha hecho a los empresarios que insisten en que no dan más, para no mencionar los problemas del campesinado, que en la mayor pobreza se aferra a sus pegujales como el náufrago a la tabla.

 

Reincidiendo, Uribe también le impuso a la cúpula de la Federación una falsa terna para escoger al gerente y lo hizo incluso maltratándola, porque puso en ella a un veterano enemigo de las instituciones cafeteras, imposición y maltrato destinados a meter miedo, perpetuar la clientela uribista y cubrirle las espaldas a quien ya se ha ganado dos importantes puestos por el simple hecho de ser un hombre de Juan Manuel Santos.

 

En medio del desespero que lo acosa por tantos malos resultados, incluido el casi increíble de tener agonizando la caficultura, Álvaro Uribe tuvo la ocurrencia de usar el Congreso Cafetero para promover el TLC con la Unión Europea. Como si no se supiera que la primera víctima del “libre comercio” fueron los precios internacionales del café, como si ese tratado no les diera entrada al país a los cafés africanos y asiáticos y como si a los cafeteros no los golpearan las importaciones agropecuarias que crecerán. Afortunadamente, crece la resistencia entre los ciudadanos europeos a ese TLC.

 

De otra parte, poco o nada dijeron los medios sobre que, por unanimidad, el Comité Ejecutivo del Polo volvió a confirmar la candidatura presidencial de Gustavo Petro y determinó adelantar contactos tendientes a llegar a acuerdos con otras organizaciones para enfrentar el referendo reeleccionista y participar unidos en las elecciones presidenciales del año próximo. Dicho proceso será bajo la dirección y definición del Partido y podrá incluir una consulta interpartidista, previo acuerdo programático para el cual el Polo propone los siguientes puntos:

 

Defender el espíritu democrático de la Constitución de 1991, separar el Estado y la política de la influencia de las mafias y del crimen y la política social de la lógica del mercado y el lucro, democratizar el saber, el crédito, la vivienda y las tierras fértiles, defender la soberanía frente a cualquier centro de poder extranjero y rechazar las bases militares estadounidenses o de cualquier otro país en el territorio nacional, apoyar la integración de los pueblos latinoamericanos, descartar la guerra y la violencia como instrumento de acción política y lograr la solución política del conflicto armado interno, instaurar una política económica y social democrática y progresista, defender el aparato productivo nacional y el mercado interno, rechazar el tratado de libre comercio con Estados Unidos, universalizar los derechos sociales, económicos y culturales de la nación, respetar los derechos de los trabajadores, defender la separación de los poderes y a la Corte Suprema de Justicia de los ataques del Gobierno nacional y gobernar sin los vicios del clientelismo, la corrupción y la politiquería.