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SÍ FUE POSIBLE LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA

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Jorge Enrique Robledo

Bogotá, 2 de diciembre de 2005.

Como suele suceder cuando se trata de alcanzar acuerdos en temas políticos que valen la pena, no logramos en un santiamén el consenso entre el Polo Democrático Independiente (PDI) y Alternativa Democrática (AD) para constituirnos en una sola organización. Muy fáciles habrían sido las cosas si el acuerdo hubiera tenido como fin dejar el país tan mal como está, pero mejorando nuestras posibilidades de entrar en el reparto de la marrana presupuestal. Por lo que se sabe en Colombia, y más en el actual gobierno, en otras unificaciones basta con traducir en dinero todas las decisiones que permite tomar el poder, para luego proceder a repartírselas según los votantes que cada uno logre arriar a las urnas, todo dentro de la lógica de que más hojaldre traga quien más saliva tiene.

 

Lo primero que acordamos fue lo fundamental, es decir, el programa que orientará nuestras decisiones, texto relativamente extenso que consagra cómo debe ser el país por el que luchamos y al cual denominamos Ideario de Unidad (verlo en www.moir.org.co). En él se establece que buscamos profundas transformaciones en la vida nacional, las únicas capaces de darle salida a una crisis tan grave como enorme es la mezquina indiferencia que tienen ante ella los que malgobiernan a Colombia. Como es obvio, entonces, el Ideario se plantea como una propuesta contra la globalización neoliberal, las imposiciones del FMI y el TLC con Estados Unidos, todo en el contexto de relacionar al país con el mundo pero mediante decisiones soberanas. De diferentes maneras señala que Colombia no saldrá adelante si sus políticas sociales –o antisociales– siguen definiéndose a partir de la falacia de que el país no funciona porque el pueblo y las capas medias viven demasiado bien. Y se opone a la privatización y defiende los servicios públicos, la salud y la educación como derechos que deben ser garantizados por el Estado.

 

El Ideario también expresa la defensa de la producción industrial y agropecuaria, aspecto medular porque permite ampliar al máximo la unidad nacional que se propone, en la medida que establece una fuerte coincidencia hasta con los sectores del empresariado que se oponen al neoliberalismo, bien sea porque los arruina o por sus sentimientos patrióticos. El Polo Democrático Alternativo (PDA) también luchará por una auténtica democracia y contra el autoritarismo, al igual que se opondrá a la politiquería y la corrupción. Señala que es partidario de encontrarle soluciones políticas al desangre que tortura a Colombia y rechaza el empleo de la violencia como medio para resolver las contradicciones económicas, sociales y políticas que de manera inevitable se dan entre los colombianos.

 

Quedó también establecido que mientras se hace un Congreso de Unidad el año entrante, la organización será dirigida de manera paritaria y por consenso por representantes del PDI y AD, dirección que podrá ampliarse con representantes de otros sectores que se espera engrosen, con todas las garantías, el torrente unitario. Y como es obvio, habrá listas únicas al Senado y a la Cámara en las próximas elecciones.

 

El candidato único a la Presidencia será el ganador entre Antonio Navarro y Carlos Gaviria, de acuerdo con las votaciones que se efectuarán de manera simultánea con las de Congreso el 12 de marzo de 2006. Pero ellos ya no serán los candidatos del Polo y Alternativa, sino los precandidatos del Polo Democrático Alternativo, lo que nos permite a los miembros de la nueva organización respaldar al uno o al otro con entera libertad, en el entendido de que, una vez haya un ganador, todos honraremos el compromiso de trabajar por su candidatura presidencial.

 

Carlos Gaviria es el colombiano que mejor puede encabezar la enorme fuerza necesaria para hacer de Colombia el gran país que puede ser dadas las enormes potencialidades de su territorio y de sus gentes, en la que estemos quienes con orgullo nos sentimos de izquierda democrática, pero no solo nosotros. Y a favor de esta certeza doy un solo argumento entre los muchos que podría presentar: nadie mejor que Carlos Gaviria para unir todo lo que hay que unificar para sacar de la Presidencia al jefe de la plutocracia en la que convirtió al país y que tiene la cachaza de presentarse como el Mesías de todos.