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¿REELEGIR A LOS HIJOS DEL PRESIDENTE?

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Jorge Enrique Robledo

Bogotá, 30 de abril de 2009.

En documentado y valeroso análisis, Daniel Coronell denunció el gran negocio inmobiliario de Tomás y Jerónimo, los hijos del presidente Álvaro Uribe (ver http://www.senadorrobledo.org/?q=node/588). En el municipio de Mosquera, cerca de Bogotá, le compraron 32 hectáreas a Bavaria Sab Miller y en un par de años esos terrenos se valorizaron unas cien veces, con utilidades del diez mil por ciento, según lo indica una transacción en la que parte del lote aumentó su precio de cerca de 34 millones de pesos a 3.092 millones de pesos. ¿El secreto de tan gran negocio? Decisiones oficiales tomadas entre diciembre de 2006 y el mismo mes de 2008. Las primeras, de Álvaro Rozo, alcalde de Mosquera, y otra del Consejo Asesor de Zonas Francas, integrado por altos empleados del papá de los jóvenes, los ministros de Hacienda y Comercio, la ministra Consejera de la Presidencia de la República y los directores de Planeación Nacional y la Administración de Impuestos.

 

Mediante decreto de agosto de 2007, ocho meses después de adquirido el predio, el alcalde de Mosquera aprobó que el terreno pasara de ser “de expansión industrial” a “industrial”, cambio decisivo aunque se empeñen en negarlo los hijos del Presidente, porque mientras en el “de expansión” solo pueden desarrollarse actividades de uso agrícola o forestal, en el “industrial” pueden erigirse grandes construcciones, lo que significa que, en la práctica, el lote pasó de rural a urbano. Además, en abril de 2007, el alcalde, también por decreto, subió el índice de ocupación del lote, es decir, aumentó el porcentaje del área que puede construirse sobre el terreno, del 50 al 75 por ciento.

 

Los precios del suelo dependen, en primer término, de la cantidad de dinero que pueda invertirse en ellos, puesto que del tamaño de la inversión también depende la masa de la ganancia. Esto es lo que explica la gran valorización de la tierra cuando pasa de rural a urbana o cuando el Estado le da trato de excepción. Y también valorizan las inversiones en sus cercanías.

 

En marzo de 2008, siete meses después del segundo decreto que los benefició, los hermanos Uribe le vendieron una parte del predio a Inversiones ALC, de propiedad de los tres hijos y dos hermanos del hoy exalcalde Rozo, quien fue el fundador de la empresa. Como si fuera poco, Coronell prueba que los hermanos Uribe compraron por hectáreas a 24.600 pesos el metro cuadrado y le vendieron a la familia del alcalde de Mosquera a 19.000 pesos el metro cuadrado, con una pérdida del 22%. Pero 48 horas después vendieron dos lotes, a lado y lado del de los Rozo, a 53.300 pesos el metro cuadrado, con una utilidad del 116%.

 

Tomás Uribe dijo que su relación con el alcalde era “protocolaria”. Pero las pruebas dicen otra cosa. Se conocen fotografías suyas en la proclamación de la candidatura de Rozo al Senado, echando un discurso en otro acto ataviado con una chaqueta con el escudo de la alcaldía de Mosquera y otra más con el alcalde, el gobernador de Cundinamarca y el ministro de Transporte en una reunión sobre el mejoramiento de la vía que separa los terrenos de los familiares del alcalde y los del Presidente.

 

El tercer momento en la gran valorización de la tierra de la que son socios los hermanos Uribe Moreno ocurre cuando los cinco altos funcionarios mencionados atrás aprueban que ese predio se convierta en la Zona Franca de Occidente, declaratoria que significa que el Estado les otorgará no pocos privilegios a quienes inviertan en ella, entre ellos, disminuirles el impuesto de renta del 33 al 15%. Al mencionar otra ventaja de las zonas francas, Álvaro Uribe dijo: “Apreciados usuarios de esta Zona Franca (de Bogotá): todo lo que ustedes inviertan en este año y en los años venideros tendrá una deducción del 40%. Eso equivale a que de cada 100 pesos que ustedes inviertan, el Estado les contribuye con 12,8”. Y es sabido que estas gabelas, al estar atadas a la tierra, también valorizan los predios donde existe dicha esa prerrogativa, así como las valorizará el tren de cercanías, porque la carrilera colinda con la Zona Franca de Occidente.

 

Que los altos funcionarios subalternos de Álvaro Uribe que autorizaron la Zona Franca de Occidente expliquen si sabían o no que su decisión enriquecía a los hijos de su jefe. Porque si lo ignoraban, fue porque no cumplieron con la obligación legal de estudiar los títulos del predio y si sí lo sabían, han debido declararse impedidos, de acuerdo con leyes que los obligan. Y que el presidente de la República también dé la explicación que le debe al país.