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EL CONGRESO NACIONAL DE UNIDAD AGROPECUARIA

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Jorge Enrique Robledo Castillo

Contra la Corriente

Manizales, 14 de abril de 1997

Es bien difícil, si no imposible, encontrar algún sector de la producción colombiana al que le haya ido bien con la apertura. La rama económica que produzca bienes que se comercian en el mercado mundial y que padezca en menor grado se explica porque en ese caso la baja de los aranceles se ha hecho teniendo el cuidado de no ahogarla, como sucede con las ensambladoras de automóviles. Pero hasta los neoliberales aceptan que la peor parte la ha llevado el agro. Ni los cafeteros se han eximido de la paliza. Y hasta la ganadería tiene embolatado su futuro, víctima de las importaciones, la reducción de la demanda y la desvalorización de los suelos. Sin embargo, el gobierno de Samper, a pesar de su retórica, mantiene la política como si nada pasara y continúa procesos que se sabe agravarán la situación. ¿Cuándo se aplicará la liberalización comercial en el café, a pesar de que Colombia será invadida de granos más baratos de todos los continentes?

 

Ya no puede haber dudas acerca de que las teorías neoliberales perdieron el examen de la práctica, el juez de última instancia en cualquier controversia. De ahí la importancia de concretar un movimiento de opinión que proponga y consiga modificaciones de fondo en la orientación económica. ¿Puede darse el lujo este país de perder su sector agropecuario? ¿Las ciudades mayores serán capaces de absorber los millones de habitantes rurales que vienen en camino? ¿No se apagarán como velas los mil pueblos que viven de sus entornos rurales? ¿A qué costos económicos y políticos habrá que conseguir en el exterior la comida de la nación? ¿Qué sentido tiene seguir enfilando el avión contra la montaña?

 

Las anteriores consideraciones explican por qué Unidad Cafetera convocó el Congreso Nacional de Unidad Agropecuaria que se reunió en Pereira el pasado 10 de abril. Y ellas también ayudan a explicar por qué asistieron a ese evento 470 delegados y 73 agremiaciones, de 102 municipios y 12 departamentos, una representación notable, sobre todo si se tienen en cuenta las fuerzas que se movieron en su contra. Casi todos sentimos que hay que hacer algo, y pronto, porque el gobierno nacional no brinda ninguna de las condiciones favorables con las que se trabaja en el extranjero y tampoco protege de las importaciones y el contrabando. Es decir, el peor de los mundos. Lo que sigue es que el Consejo Nacional de Unidad Agropecuaria que se creó continúe con los acercamientos entre los gremios de todos los productores y de todos los productos: de empresarios y de campesinos, agrícolas y pecuarios, insistiendo en que hay que unirse en torno a unas pocas peticiones fundamentales que no sean amenaza para nadie en el sector, tales como precios remunerativos y estables, créditos suficientes, oportunos y baratos, control a los costos de producción, incluidos los impuestos y tarifas, protección estatal y no más facilidades a las importaciones.

 

A los que les parezca que a los caficultores no debe interesarles el resto del agro hay que decirles que la patria tiene que ser preocupación de todos, que lo más probable es que los precios del grano vuelvan a caer en el mercado mundial y que el 78 por ciento de las tierras de las zonas estrictamente cafeteras se emplean o podrían emplearse en productos diferentes al café. No es sensato pensar que en un país con tierras abundantes puedan mantenerse indefinidamente las altas rentabilidades de dos o tres productos, en tanto se arruinan los demás. Basta con preguntarle a los paneleros, que se benefician porque la panela no se transa en el mercado mundial, cuántas son las presiones que están soportando por las nuevas siembras de caña de los que huyen de los otros cultivos.

 

Coletilla: Excelente el programa que pasó Centracafi en Telecafé sobre la arquitectura republicana de Manizales. Ojalá lo repitieran. Y ojalá lo vieran los que se interesan por el futuro de la ciudad, porque ahí hay un valor al que resulta necio no sacarle el provecho que puede dar.